9.10.2010

los sueños y la arquitectura

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Desperté en una casa extraña, hacía frío, miré a mi alrededor y noté que no era una casa, si no un apartamento muy grande y viejo, finalmente mi huesped se me acercó, "así que ya estás despierto", me dijo. No era mi amigo, era amigo de un amigo mío, y habíamos terminado quedándonos todos en ese apartamento la noche anterior, o eso creo, el dueño de casa me fue mostrando el lugar, estaba todo en desorden, pero había cierto lujo, era un apartamento bastante señorial, en cada habitación había personas, hombres, mujeres, todos muy desenvueltos, a ninguno parecía molestarle especialmente que invadiéramos su privacidad, supuse que el que me guiaba debía ser la oveja negra de una familia adinerada, y que él y sus amigos podían permitirse esa vida disoluta en ese desordenado pero lujoso lugar, hice algún comentario sobre la edificación y su fecha de construcción, que aventuré a comienzos de los años 60, parecíó sorprenderse de que yo supiera algo del tema, según le habían dicho yo hacía cine. Le expliqué que había estudiado algunos semestres de arquitectura, más por complacer a mis padres que por vocación real, pero que me había quedado algún criterio para apreciar los espacios, y que al hacer cine lo tenía muy en cuenta, aquel apartamento era como un gigantesco escenario en el que podían ocurrir mil películas diferentes. Me comentó que el apartamento tenía su historia, que en él había muerto Jim Morrison, y entonces sentí que algo no encajaba...

desperté en mi cama, en mi casa, o más bien mi pequeño apartamento, antes de pararme me quedé pensando en varias cosas, en las edificaciones de mis sueños, que son increiblemente coherentes para lo imprecisas que son las aventuras oníricas, en mis sueños las casas y apartamentos son muy lógicos, los espacios, los tamaños, los detalles arquitectónicos, las tuberías, puedo recordar con exactitud cada detalle, incluso cuando la anécdota misma del sueño se me escapa al despertar. Pensé en mi guía en el sueño del apartamento, hablándome de Jim Morrison, que murió en París, aunque el apartamento se veía más neoyorquino, pensé que en mi vida real dificilmente llegaré a vivir en Paris, y más difícilmente llegue a morir ahí.