10.27.2008

Racismo

En casa todavía creen que me peleé con mi mejor amigo de la infancia por una mujer. Nada más lejos de la realidad, lo cierto es que cuando fuimos creciendo él se volvió racista y se hizo insoportable. Uno aguanta los chistes racistas (aunque son de pésimo gusto), pero las personas racistas despiertan mi intolerancia, además, siempre son seres defectuosos, gordos (as), o feos (as), acomplejados por alguna razón u homosexuales reprimidos o cosas así, son gente cobarde, y desde hace tiempo no le tengo paciencia a esas cosas. En fin, mi amigo era el epítome porque tenía ascendencia judía, y un judío que odia a los negros y a los árabes (y es que lo decía a voz en cuello y todo) pues es menos que un insecto, al menos para mi gusto (y un negro que odie a los judios, o un árabe que odie a los asiaticos, o en general cualquier imbécil que crea que su raza es mejor que las otras).
Mi consuelo es que él ahora vive en Washington y tendrá por vecino, al menos por los próximos cuatro años, a un presidente de color

Ojalá sea por ocho

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