—Dime, José, ¿cuántos crees que hemos visto pasar desde 1804?
— ¡Oh! No sé, señor Gulden; lo menos cuatrocientos o quinientos mil.
—Sí; lo menos — añadía —. ¿Y cuántos has visto volver?
Entonces yo, comprendiendo lo que quería decir, respondía:
—Volverán por Maguncia, quizás, o por otro camino. No es posible otra cosa.
Pero él movía la cabeza, añadiendo:
—Los que no has visto volver han muerto, como morirán aún centenares y centenares de miles, si Dios no se apiada de nosotros, porque el emperador no quiere más que guerras. Ha derramado ya más sangre para dar coronas a sus hermanos que nuestra gran Revolución para conquistar los derechos del hombre.
Reanudábamos luego el trabajo
0 comentarios:
Publicar un comentario