6.04.2018

El mundial

No era en la casa que tiene ahora, si no en la que tenía antes, en el mismo barrio, la que tenía el altillo. Como venía el Mundial mi padre quería renovar su home theatre, nuevo televisor, nuevo sistema de sonido, sofás, cojines. Había un colchón inmenso rosado, forrado con una tela muy gruesa. Había que subirlo al altillo y nadie me quería ayudar. Llegó una mujer, unos 55 años pero aun atractiva, de las que se tiñen el pelo y les queda bien. Vestida de blanco y arreglada, como las mujeres de esa edad que uno se encuentra en la Costa Azul. Me la presentaron, me dijeron que era mi madre. Yo sabía que era adoptado, que mi madre, la que me crió, no era mi madre biológica. No me sorprendio conocer a mi madre verdadera, me sorprendió que fuera tan bonita, y afable. Subí el colchón, los 3 pisos, ella me miraba desde abajo, haciendo un gesto de que si pudiera, me ayudaría a subirlo. De hecho no supe si se lamentaba por eso, o por no haber estado cerca de mí todos estos años, sea lo que sea no le tuve ningún rencor. Deseé que mi padre disfrutara su mundial, no obstante a mí no me gusta el futbol.

1 comentarios:

yaklibber924 dijo...

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